Quise decirle que le amaba.

Pero no tenía tiempo.

—¿Me quieres?—Pregunté.

Afirmaba muchas veces la pregunta y muchas otras la dejaba pasar, pero que más dará, sigo sin encontrar el minuto exacto para decírselo...

Soñaba con abrazarle, sentirle cerca e incluso ver como sonríe por mi culpa.

Y siempre será la misma rutina, esa que te acaba por dentro y te deja sin habla.

Quiéreme como antes.

A tu lado, cada noche que me encontraba cerca de ti,
mi cuerpo temblaba sin sentido alguno,
cogiendo tus manos por miedo de que te fueras,
pero de repente algo me decía que estábamos demasiado dormidos,
y que los sueños, sueños son.

Adrenalina,
adrenalina cuando te veía sonreír,
cuando notaba tus brazos rodeando mi cuello,
cuando cada tontería que decías,
era mi puta inocencia contra el mundo.

Pero estamos cerca y vivimos demasiado,
separados con ganas de desgastarnos los labios,
sin tocarnos ni si quiera,
sólo deseando otra mirada.

Miradas de esas que el ruido del silencio,
se haga eterno,
y con ello, junto a toda esta mierda que nos divide,
un abrazo de estos que cierren los ojos.

Porque dicen -que los ojos son el reflejo del alma-,
pero tú, con esos pedazo de cielo,
haces que mi vida se convierta en un suspiro,
un suspiro de esos tontos.

Nada de lo que escribo ahora tiene sentido,
no tengo ni ganas de hacerlo,
y no es que me haya quedado en blanco,
si no que echo de menos tus miedos,

y eso hace que me acuerde de ti,
cada vez que te olvido.

“Podría escribirte los besos más bonitos”.

–Y a quién se le ocurriría semejante tontería.

A mí, por supuesto.

A veces descubro que ciertas tonterías suyas me alegran el día, aunque esté peor, aunque me den ganas de suicidarme (exagerando un poco).
¿Qué es para mí esto? ¿Qué significará? ¿Tendrá sentido algo?
El tiempo pasa y las cosas se olvidan, ¿no? O eso dice la gente. ¡Pero qué más da! Para eso está el orgullo, para joder todos los planes. No sé cómo cambiar de tema en esta historia, pero te prometo, que si encuentro la manera de llenarte el corazón, será llenándolo de versos. Eso sí, encuéntrame primero.

Nunca sabes cuándo conocerás a alguien que te cambie la vida. Habrá pequeños y grandes baches, habrá grietas enormes que tendrás que saltar, pero estarán esos centímetros cerca de su boca que te hará temblar hasta perder el control.

Déjame,

déjame que me enamore de ti unos segundos antes de morir.

Escribamos poesía de sus labios.

Que somos todo lo inimaginable.

Perdiendo el tiempo escribiendote estas cosas es una de las maneras que me ayuda a reaccionar, a sentirme bien, a expresar lo que siento sin necesidad de tenerte a mi lado.

Dicen esa típica frase de 'hasta en la sopa', y tú, 'hasta en el olvido'.

Podría tirarme horas en blanco, pensando que decirte, que canción dedicarte, que piano tocar, o que voz susurrarte en el oído, pero piensa que, aunque estemos lejos, existen las distancias cortas.

Si ves una gota de agua, tú, eres todo el mar.

Si ves un grano de arena, tú, eres todos los desiertos.

Si ves una estrella, tú, eres todo el universo.

¡No vale!

¡Ese estúpido me ha robado la sonrisa!

Recuérdame que te olvide.

¿Para qué recordarte si tengo a la música que lo hace todos los días? A veces escribo con el idioma de sus labios y otras con la de su mirada. Perdón si no soy capaz de reventar las teclas negras del piano acordándome de ti, o si no soy inteligente para hacerte sonreír.
Qué de maneras habrá para enamorarte.

Melo-día.

Todo cambió,
y siguió la melodía,
seguía sonando,
su voz todo el día.

Yolanda Berasategui Serrano.

Echo de menos ser lo que era, salir cada viernes contándonos lo que había pasado durante la semana en el insti o simplemente dar nuestra vuelta tonta que empezaba abajo, en la entrada principal, subiendo por las escaleras mecánicas lentamente o si se nos hacía muy pesado subíamos rápido nosotras, mirar si había sientos libres (y si los había daba igual) pasando de largo, pararse en la puerta de Inside a ver que música tenía puesta y bailarla (sí, una Sperma y una Motera normales). Y finalmente bajar por las escaleras del cine. Nuestro querido recorrido en el Vp. Cuando bajamos, algún día que otro nos encontramos en el P. Rosales un tío con un coche rojo al que seguían miles de niños y que querías robarle el gorro. Y sí, acabaste poniéndotelo sin llegar a robarlo/pedírselo (hay una foto de recuerdo). ¿Te acuerdas de ese granizado azul? Ojalá estuviera de nuevo para este verano. “Se la he chupado a un pitufo” según nuestra mente. Por esas clases de Sociales en las que no hacíamos exactamente nada, bueno, coser los pantalones del Dani, o tropezarme al salir de la biblioteca con un bordillo que apareció así de repente y volé (Lengua, con el super blog). Y esto es lo que quiero recuperar, todo el tiempo y la música que hemos perdido. Porque para mí eres mi mejor amiga, en NY, o no NY.
Pd: Te quiero.

Me enganché a qué.

Todo tiene sentido cuando estoy contigo y la mayoría de veces ni me lo creo, pero es así. Lo peor de esto es que tú, pasas de mí, y me complica mucho más las cosas, sin duda ninguna. Podría ser que este sea mi final, sí, mi final, y que acabará con una de tus sonrisas. No vivo para ser perfecta, pero sin embargo, tú y tus malditos ojos sí lo son. Me he enganchado a ti como si fueras una puta canción con la mejor letra del mundo (aunque eso no es posible). La mayoría de veces que te he mirado no he sabido que decir, de ahí a que suelte alguna de mis bonitas tonterías. ¿Qué? ¿Qué problema hay? No me he dado cuenta de ello, y es, que cada vez que escribo tengo el olor de tu pelo en la punta de mi nariz, o esa colonia que tanto me gusta. Simplemente porque me he enganchado a ti.

Y a veces,

lo único que tienes que demostrar es que puedes.

Vaya error.

Sí, ese. El de quererte. Teniendo la misma sensación de estupidez que hará segundos, minutos, horas, días, semanas, años e incluso sonrisas.

En la vida

he tenido tanta rabia. No sabes lo que me jode que algunas cosas importantes en mí, las tenga perder por culpa de otras cosas. Te consume y lloras a cada minuto ¿sabes?. Pero encima, ves que no puedo seguir así, adelante, intentando suplicarte que ahora no abandones, pero no, es mejor olvidarse de alguien a quien has dicho 'te quiero' anteriormente. ¿Pues sabes qué? Que pienso seguir ahí, para cuando tú quieras hablarme. Aunque no tenga sentido ninguno, aunque sea una idiota y no me sirva para nada. Pero lo hago porque quiero, porque me apetece seguir viéndote con esa sonrisa de oreja a oreja, echándome caras de enfado mientras te ríes por dentro de mí. Estoy aquí, joder.

Eh, escucha un momento,

que cada una de tus pecas se aferre al compás de la música y escriba un te quiero en tu espalda. Decir estupideces para verte sonreír y sentirme bien contigo. Utilizar la éxtasis para hacerte esas cosquillas, cuando tú y yo sabemos nuestros puntos perfectos. Que sé como enfurecerte a cada minuto con un toque de idiotez. 'Que si te pierdo reviento' dije, 'que si te vas me voy contigo' digo. Algo simple, otro corazón roto que se columpia dentro de nuestro cuerpo para hacernos llorar, o latir más fuerte cuando te ve y pide auxilio para salir de éste y darte un beso. Que estoy loca, sí, pero ¿sabes la de veces que me he quedado embobada mirándote cuando bailas? Es un gesto que haces, muy raro. Ese movimiento de brazos que rodea mi cuello para abrazarme. Paso de perderte otra vez, y decirte que eres... que eres, esa persona que me sube la autoestima cuando voy de una asquerosa pena sin ganas de nada, que mueve sus pies en forma de corazón cada vez que anda. Imagínate que te echo de menos, ¿menudo fastidio no? Todo el día quejándome que no te veo y derrochando el tiempo cuando podría perderlo contigo. ¿Que si se te puede describir? Yo creo que no, ¿sabes por qué? Porque me quedé muda cuando te conocí de las más de 400.000 palabras que hay en nuestro idioma. Perdón por la tontería del amor.

Sólo si tú quieres.

Vale que somos diferentes, que nos peleamos, que a veces no nos aguantamos, pero en el fondo, ¿sabes lo que pasa?, que me cuesta mucho decirte que conocerte, que encontrarme contigo me cambió la vida, y ¿sabes qué más me cuesta decirte?, que me la cambió para bien vaya. Yo siempre había estado sola, no había tenido a nadie y pensaba que iba a quedarme así para siempre, pero ahora no. ¿Sabes qué más me cuesta decirte? Que quiero estar a tu lado aunque no pueda tocarte en la vida, que yo quiero seguir ahí a tu lado, de riña, no sabiéndote decir las cosas, sacándote de quicio. Toda una vida, sólo si tú quieres.

Defecto perfecto.

Sé que tienes defectos, pero a mí me dan igual, por el simple hecho de que eres como eres, y pasas de lo que diga la gente. Y cuando pienso en ti todo va despacio, un sentimiento que me lleva a lo más alto. Son tantas horas que espero, que no sé si seguir avanzando. Sólo para que seas feliz hago todo lo que puedo, que no tanto como quieres.

Esa tontería que le da a todo el mundo.

Tú.

Pues esto.

Ahora no me da la gana de perderte. ¿Qué sería de mí joder?

De todas formas.

Al menos alguien que me entretenga. Que me ayude a mantener el equilibrio en una época de amor. Saber sabe toda mi historia, lo que no sabe es que le quiero. De todas formas aquí, allá, o por donde pille, es la persona que deseo que esté a mi lado.

Yo no quiero.

Yo no quiero olvidarme de alguien que me hace sentir bien, o que me lo paso de puta madre y me saca la sonrisa que nadie sabe sacarme con decir una sola tontería. Que es imprescindible tenerle entre mis brazos cada día. Parece que poco a poco me encanta un poco más, sobretodo esos ojos que tiene perfectos y esa mirada de enfado que pone cuando le pico. Que sonríe y mil putos motivos hay por delante para alegrarme. Que sabe mi punto de cosquillas y yo el suyo, y mido lo que sus suelas pisan a su lado. Que si le quiero y le pierdo, reviento.